Retales de Historia

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jueves, 30 de diciembre de 2010

El Biedermeier

Después del Congreso de Viena (noviembre de 1814- junio de 1815) pudo comprobarse en qué medida y en qué lugares tuvo influencia la Revolución Francesa. Luis XVIII sube al trono francés restableciendo a la Casa de Borbón, pero ya no pudo volver al antiguo orden, debiendo dar paso a un régimen con tintes constitucionales. En Austria, no ocurrió así, y el príncipe Klemens von Metternich fue el encargado de que se siguieran los cauces absolutistas. Se estableció una red de espías infiltrados en embajadas o lugares de ocio. Se limita la actividad política de la población mediante lo que se conoció como Decretos de Karlsbad (1819).

Klemens von Metternich


Lo cierto es que esa población, viendo que no podían abrir la boca para nada, empieza a quedarse en su casa, y se esfuerzan en hacerla lo más cómoda posible. Es cuando surge el Biedermeier, estilo artístico que es conocido, sobre todo, en el campo de la decoración, pero también lo encontramos en la literatura, la música, la moda… El equivalente inglés al Biedermeier sería el Regency. En alemán, Bieder significa sencillo, y Meier resulta ser un apellido muy extendido entre la clase burguesa, clase que empieza a reclamar para ellos una serie de comodidades que les hacen más llevaderas las actividades que realizan en su casa, que además es el único sitio donde pueden opinar libremente, salvo que tengan personal de servicio, en cuyo caso tienen que seguir con la boca cerrada, porque aquí también podían colarse los espías.

En lo que es el precedente de la actual sala de estar, las familias se reunían para bordar, leer, dibujar o tocar al piano adaptaciones de los autores más populares, entre los que se encontraba Johann Strauss padre. Las casas no eran muy grandes por lo que el mobiliario más bien es pequeño, pero cómodo y funcional: nos encontramos con mesitas de costura, cómodas o sillones inspirados en la forma de la lira.

Silla Biedermeier 

Entre los elementos decorativos se aprecian pequeñas columnas, capiteles, palmetas… La madera es un elemento fundamental: abedul, arce, cerezo, fresno, nogal, sicomoro y más; en las maderas de color claro se hacían dibujos con incrustaciones de las maderas más oscuras. El azul pastel y el amarillo destacan en la tapicería, aunque también encontramos flores en abundancia. Pero no siempre la gente se quedaba en casa y ese día iba a bailar el vals o a conversar sobre temas intrascendentes a los cafés vieneses. También había un estilo a seguir en la vestimenta: las mujeres, zapatos planos, chal y sombrillas. Los hombres pantalón largo, chaqueta ajustada, chaleco de color, corbata, guantes, bastón y reloj de bolsillo. Pero parece que no era ropa cómoda.

Moda Biedermeier


Si por algún casual iban al teatro o a ver una obra musical, también se podía sentir la presencia de la censura. Curiosamente, en las salas de baile (no olvidemos que es época de valses) el público tenía libertad de movimiento, de moverse de forma algo menos recatada. En cuanto a la literatura, Karl Marx y Heinrich Heine emigraron, y los que no se iban o hacían caso omiso de las observaciones de los censores tenían que hacer frente a multas o cárcel. Los que no tenían ningún problema eran los autores de géneros menores, como la novela corta. La verdad es que a nadie le apetecía comerse el tarro con la represión que había.

En lo referente a la arquitectura, es elegante pero sin la pomposidad del estilo Imperio, por ejemplo, el Stadttempel en Viena. Influye en el Jugendstil y en la Bauhaus.

El Stadttempel es el edificio que sale en medio de la foto


La pintura resulta muy agradable y describe el ambiente con precisión fotográfica; es conformista (no quedaba más narices). Hay autores que defienden su origen en la pintura holandesa del XVII.

Imagen que refleja plenamente la vida cotidiana de la época Biedermeier


Pero después de todo esto, resulta que el Biedermeier es considerado movimiento de transición por pesar demasiado en él los gustos de la aristocracia… En 1848, al cabo de 30 años de denuncias arbitrarias y represión, los vieneses salieron a la calle para exigir, entre otras cosas, libertad de prensa. Se cansaron de quedarse callados.

Bibliografía

B. Echeverri. La gripe española. La pandemia de 1918-1919. CIS-Siglo XXI. Madrid. 1993.

Follet, Jean Philippe. Viena. Colección Un gran fin de semana. Salvat. Madrid. 2006.

Nicolás Gómez, S. M. (2010). Los estudios de arte del siglo XIX. Reflexiones en voz alta. Imafronte, (21-22), 277-287. Recuperado a partir de https://revistas.um.es/imafronte/article/view/201001

VVAA. Diccionario de Arte I. Spes (RBA). 2003.