Retales de Historia

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lunes, 9 de abril de 2012

El Manifiesto de Sandhurst

En España, tras la revolución de septiembre de 1868, la que expulsa de España a la reina Isabel II, se suceden seis años de intentos de implantar en nuestro país el liberalismo democrático. Uno tras otro vemos pasar a Amadeo I (y último) de Saboya, que ocupa el trono entre 1870 y 1873. Después viene la I República, con cuatro presidentes: Figueras, Pi i Margall, Salmerón y Castelar. Aguantaron menos que Amadeo, pues estuvieron entre febrero de 1873 y enero de 1874. Luego sigue la “fase pretoriana republicana”, con el gobierno del general Francisco Serrano, entre enero y diciembre de 1874. Demasiadas personas en tan poco tiempo, y conflictos como las guerras carlistas, hacían recomendable pensar en algo.

El príncipe Alfonso de Borbón hacia 1870.

En 1874, el príncipe Alfonso, hijo de la antigua reina Isabel II, era el representante de la Casa de Borbón que ostentaba los derechos al trono (obviando al pretendiente carlista) después de que su madre (obligada por las circunstancias) se los cediera en 1870. Don Alfonso se encuentra exiliado en Inglaterra, formándose como soldado en la Academia Militar de Sandhurst, en el condado de Surrey, al sudeste de Inglaterra.

Academia Militar de Sandhurst.

Con la excusa de agradecer las felicitaciones por sus 17 años, don Alfonso hace público el Manifiesto de Sandhurst, declaración de carácter político firmada por el príncipe Alfonso el 1 de diciembre de 1874 en Nork-Town (Sandhurst), aunque, en realidad, el texto estaba elaborado por Antonio Cánovas del Castillo, cabeza visible del alfonsismo en los años anteriores y verdadero artífice de la Restauración.

Antonio Cánovas del Castillo.

En este documento se mostraba la disposición del príncipe Alfonso para convertirse en rey de un régimen constitucional, católico y defensor del orden social. En él don Alfonso (siempre por “inspiración” de Cánovas) se presenta a sí mismo como la única persona capaz de terminar con la inestabilidad que sufría España, y la única persona que puede garantizar derechos y libertades.

General Martínez Campos.

Soy único representante yo del derecho monárquico en España (…). Cuantos me han escrito muestran igual convicción de que sólo el restablecimiento de la monarquía constitucional puede poner término a la opresión, a la incertidumbre y a las crueles perturbaciones que experimenta España (…). Sólo puedo decir que nada omitiré para hacerme digno del difícil encargo de restablecer en nuestra noble nación, al tiempo que la concordia, el orden legal y la libertad política (…). Ni dejaré de ser buen español ni, como todos mis antepasados, buen católico, ni, como hombre del siglo, verdaderamente liberal (…)...

Entrada de Alfonso XII en Madrid el 14 de enero de 1875.

El manifiesto se publicó por la prensa española el 27 de diciembre de 1874. Dos días después, el 29 de diciembre, el general Martínez Campos protagonizó un levantamiento militar en Sagunto (Valencia), proclamando Rey de España a Alfonso XII. A pesar de lo bien que vino un apoyo de esta dimensión, no convenía asociar el inicio del nuevo reinado a un golpe militar (idea esta que también está reflejada en el Manifiesto), por lo que Cánovas del Castillo se avino a dirigir el gobierno hasta la llegada del rey a Madrid el día 14 de enero de 1875. Se inicia así el breve reinado del que sería apodado El Pacificador. Falta hacía.

Alfonso XII.