Retales de Historia

Retales de Historia

domingo, 27 de mayo de 2012

Il Sacco di Roma

Eso de mantener un imperio y pagar a sus empleados no es barato, sino que se lo digan a Carlos V de Alemania, para nosotros Carlos I. Y Carlos, para mantener su imperio, se metió en muchas guerras. Una de ellas fue la que mantuvo con Francisco I de Francia en territorio italiano.

Carlos V de Alemania según Tiziano.

Francisco I de Francia.

El rey francés era aliado del papa Clemente VII dentro de la conocida como Liga de Cognac, constituida el 2 de mayo de 1526. Estaba formada por Florencia, Francia, Milán, Venecia y el Papado. Esta alianza empujó al emperador a organizar un ejército de unos 45.000 soldados que pensaba dirigir contra el Papa (las cifras cambian según las fuentes). Lo componían, en su esencia, tercios españoles, y mercenarios italianos y alemanes; éstos últimos eran conocidos por lansqueletes. Y al frente de este conglomerado estaba el condestable Carlos III de Borbón.

El condestable Carlos III de Borbón.

Como no se puede vivir del aire, los soldados se amotinaron cuando pasaba el tiempo y no recibían su sueldo: al condestable no se le ocurrió otra cosa mejor que llevar a la soldadesca en dirección a Roma el mes de marzo de 1527, sitiando la ciudad y pensando en hacerle pagar a Clemente VII unos 300.000 ducados y, de esa forma, apaciguar a las tropas.

Clemente VII, según Sebastiano del Piombo.

Castillo de Sant'Angelo.

Se ve que el Papa no pagó (y que las tropas de la Liga de Cognac no andaban muy oganizadas) porque el 6 de mayo ese ejército tan heterogéneo se puso en marcha para entrar en Roma: este acontecimiento pasó a la Historia como Il Sacco di Roma (El Saqueo de Roma). Llegó a haber lucha dentro de la basílica de San Pedro, quedando sólo un tercio de la guardia suiza (unos 40 hombres), gracias a los cuales Clemente consiguió refugiarse en el castillo de Sant’Angelo, donde permaneció hasta diciembre. Fue el mismo condestable quien animó a los soldados a desvalijar la ciudad para obtener un botín como forma de pago, pero falleció en el primer ataque, y se perdió el espectáculo que vino después: las tropas del emperador se vieron envueltas en un saqueo que duró ocho días. Todo tipo de edificios religiosos fueron víctimas de los desmanes de las huestes imperiales.

Il Sacco di Roma.

Posteriormente, fueron las tropas del emperador a buscar al Papa a Sant’Angelo, donde se aguantó este nuevo asedio una semana, sólo que esta vez Clemente VII se rindió. Siete meses tardó el Papa en convencerse que si quería quedar libre tenía que pagar los 300.000 ducados que ya le había pedido el condestable Borbón. Cuando lo hizo, firmaba con ello una victoria de Carlos V, cabeza del Sacro Imperio Romano Germánico, sobre la Liga de Cognac; y dejaba el camino libre al emperador en su lucha contra la reforma luterana.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Alan Turing y la máquina Enigma

A primer golpe de vista, parecía una máquina de escribir, pero Enigma era una máquina inventada por Arthur Scherbius en 1926 y usada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial; y servía lo mismo para cifrar como para descifrar mensajes. Esos mensajes eran supuestamente ininteligibles… hasta que llegó Alan Turing.


Alan Turing

Alan Mathison Turing, pionero de la informática, matemático y criptógrafo había nacido en Londres el 23 de junio de 1912 pero, como tantas otras celebridades británicas, pasó su adolescencia en la India, donde su padre era funcionario. De vuelta al Reino Unido, estudia en Cambridge y más tarde va a los Estados Unidos, a estudiar en Princeton, donde obtiene el doctorado en 1938.

Máquina Enigma de 1943

Pero en 1939 estalla la Segunda Guerra Mundial y con ella la necesidad de hacer frente al enemigo alemán con el mayor número de recursos posibles. En este punto hay que contar que los submarinos alemanes se dedicaban a hostigar a los navíos norteamericanos que enviaban ayuda a Europa y que recibían las instrucciones en una serie de mensajes cifrados que el Servicio de Inteligencia Británico se afana en descodificar.

Esquema de cifrado de Enigma

Para ello, Turing empezó participando en la construcción de la máquina llamada Bombe, especialmente creada con el fin de descifrar los mensajes emitidos por Enigma. Esta máquina funcionaba con relés (dispositivos electromagnéticos) y el tic-tac de estos mecanismos fue lo que hizo que a ese aparato se le llamara Bomba. Posteriormente, Turing dirigió la construcción de Colossus, que ya funcionaba con válvulas y es considerado el primer ordenador electrónico. Además, era más rápido. Fue puesto en marcha en 1943. Por ello Turing fue merecedor de la Orden del Imperio Británico en 1946.

Descifradora Bombe

Todo parecía irle muy bien al científico hasta que, en 1952, su amante ayuda a cometer un robo en la casa del científico. Turing denuncia el hecho, y termina siendo él el imputado al reconocerse como homosexual: es juzgado y condenado por algo que entonces era un delito. Se le da a elegir entre la castración química o la cárcel. Optó por lo primero, sufriendo una grave decadencia física (aparición de pechos, fuerte obesidad…). También tuvo importantes problemas psíquicos, aunque quizás en ello pesó más el verse marginado dentro de la comunidad científica.

Colossus

Un día, refugiado en su laboratorio, cogió una manzana y le pegó un mordisco, igual que hizo Blancanieves, pero él no revivió: no queda claro si fue un envenenamiento casual, un asesinato o un suicidio (no olvidemos que todo lo que sufrió le llevó a una brutal depresión), pero Alan Turing murió en Wilmslow (Chesire, Reino Unido) el 7 de junio de 1954 víctima de una intoxicación con cianuro. Aquí quería hacer notar un detalle: ¿alguien se ha percatado del emblema de Apple?

Placa dedicada a Alan Turing en su antigua casa de Wilmslow

Póstumamente, Turing recibió numerosos reconocimientos: estatuas, placas, premios que llevan su nombre… Todos menos el más importante: hace tres años, el premier Gordon Brown pidió perdón por el sufrimiento inflingido a Turing; pero este mismo año se le ha vuelto a negar el indulto por algo que entonces (y todavía hoy en muchos sitios) era un delito.