Retales de Historia

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viernes, 28 de septiembre de 2012

El Abrazo de Vergara

El fallecimiento de Fernando VII el 29 de septiembre de 1833 fue el detonante de una disputa por la sucesión al trono español, que pronto se tradujo en una cruenta guerra civil, la llamada Primera Guerra Carlista (1833-1840), entre los “isabelinos”, que defendían el trono de Isabel II -de casi tres años- y la regencia de su madre María Cristina de Borbón, y los partidarios del infante don Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII y que buscaban hacer valer la Ley Sálica.

Isabel II niña (ca. 1835-1836) retratada por Vicente Lopez Portuña.

Carlos María Isidro, el pretendiente carlista.

Lo cierto es que la muerte de Tomás de Zumalacárregui (líder militar carlista) en 1835, durante el sitio de Bilbao, marcó el declinar del ejército carlista, declinar acrecentado por las victorias del general Espartero (que en realidad se llamaba Joaquín Baldomero Fernández Espartero, pero se ve que Espartero a secas lucía más…). Lo que sigue es que Rafael Maroto (general carlista) y Espartero (general isabelino) firman la paz en Oñate (Guipúzcoa) el 29 de agosto de 1839, y el 31 del mismo mes se confirma en un acto conocido como el Abrazo de Vergara.

Tomás de Zumalacárregui.

Baldomero Espartero.

Rafael Maroto.

No sé si realmente se dieron el abrazo, pero a Carlos María Isidro no le gustó la idea y no dio su aprobación quizás porque las conversaciones tuvieron lugar sin su consentimiento: Maroto no veía otra solución para la paz.

El Abrazo de Vergara.

Palacio de Irizar.

El Convenio (firmado en el Palacio de Irizar de la localidad guipuzcoana de Vergara) derivado del abrazo expresaba de forma muy difusa la intención de Espartero de mantener los privilegios forales de Navarra y el País Vasco, privilegios que con el tiempo se perdieron, aunque en Navarra se obtuvieron ventajas fiscales muy provechosas. El ejército carlista debía entregar las armas, quienes aceptaban el Convenio serían liberados y se atendería a las viudas y huérfanos de los carlistas. Quienes no aceptaron las condiciones marcharon al exilio acompañando al pretendiente carlista.

Espartero y Maroto.

En la actualidad, en Madrid se encuentran la Plaza del General Maroto, cerca del Matadero Municipal, actualmente sede de la Fundación ARCO; y la calle del Príncipe de Vergara, título que Espartero recibió de Amadeo I, atravesando en su mayoría el Barrio de Salamanca.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Ada Byron

Ada Byron en su juventud.

Quizás nos resulte familiar por el apellido de su padre, pero brillaba con luz propia. Ada Augusta Byron nació el 10 de diciembre de 1815 en Londres. Desde niña le gustaron mucho las matemáticas, interés desarrollado a la sombra de su madre, Anna Isabella Milbanke que, divorciada del célebre poeta Lord Byron, no tenía ningún interés en que Ada siguiera los pasos de su padre, y le proporcionó a su hija los mejores profesores que había en diferentes disciplinas científicas y técnicas.

Anna Isabell Milbanke, Lady Byron.

De la misma forma en que le ocurrió a su padre, en la adolescencia su delicada salud le llevó a sufrir una parálisis que le inmovilizó las dos piernas pero no su mente, dedicándose a largas horas de estudio. Posteriormente se recuperó.

Lord Byron.

La posición social de la que disfrutaba Ada favoreció que a los 19 años contrajera nupcias (1835) con el Barón William King, conde de Lovelace, lo que puso a su disposición los bienes materiales necesarios para muchas de sus actividades científicas. La maternidad no fue un impedimento para seguir estudiando y, a pesar de sus tres hijos, siguió trabajando las matemáticas con la ayuda de un maestro que le presentó el matemático Charles Babbage, con quien tuvo una fructífera colaboración desde que le conociera en 1834.

William King, Conde de Lovelace.

Partiendo de la máquina analítica pensada por Babbage (máquina que éste no llegó a construir) y de las notas escritas por Ada sobre esa máquina, ambos sentaron las bases de los modernos ordenadores. Es más, Ada Byron es considerada fundadora de los lenguajes de programación, llegando a hablar del uso de tarjetas perforadas para un hipotético ordenador.

Charles Babbage.

Pero a pesar de su categoría como matemática, Ada Byron firmaba sus trabajos con las iniciales de sus apellidos de casada (A.A.L.) para evitar que su condición de mujer hiciera que los rechazaran.

Máquina analítica.

En 1843, la salud de Ada empieza a deteriorarse. La autoritaria madre, siempre presente en su vida, decidió de manera equivocada qué tratamiento médico necesitaba su hija: sangrías, hipnosis… Finalmente, en 1851, le es diagnosticado a Ada un cáncer (presumiblemente de útero), pero está tan avanzado que es imposible hacer nada por ella. Murió en Londres el 27 de noviembre de 1852, a la edad de 36 años. Fue enterrada junto a su padre –al que no llegó a conocer– en la Iglesia de Santa María Magdalena (Nottingham).

Ada Byron adulta.

Posteriormente, un lenguaje de programación recibió su nombre para recordar a esta pionera de la informática, y la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de Zaragoza cuenta con un edificio llamado Ada Byron. Hasta Alan Turing estudió sobre sus escritos… A su muerte, Charles Babbage trató de publicar unos trabajos de su colaboradora pensando en el reconocimiento que ella se merecía, a lo que la madre de Ada se opuso por haber considerado impropia la relación de su hija con Babbage. Pero la posteridad no le negó a Ada Byron Lovelace la gloria que se merecía.