Retales de Historia

Retales de Historia

jueves, 24 de febrero de 2011

¡Quieto todo el mundo!

Esto que voy a contar lo escribo basándome en mis recuerdos. Lo sucedido ocurrió cuando yo tenía 14 años, edad más que suficiente para enterarse de la gravedad de los hechos.

Los años 80 fueron una época en la que escuchaba mucho la radio. La verdad es que la música de entonces lo hacía fácil. Llegaba de la escuela y encendía la radio antes de saludar a nadie o incluso antes de merendar. Pero aquel día no lo hice así: merendé y después me puse a ver la tele. No recuerdo qué programas había pero ya había mucha publicidad, pero era entretenido. En la radio estaban transmitiendo la votación de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo; Adolfo Suárez había presentado su dimisión y Calvo Sotelo era el candidato. Pero, como ya dije, ese día no puse la radio.

Mi madre llevaba un buen rato hablando por teléfono con una amiga y, cuando cuelga, nos dice a mis hermanos y a mí: “Teresa estaba escuchando la radio y cree que ha ocurrido un golpe de Estado”. “Vaya imaginación que tiene tu amiga”, le dijimos. Nosotros pensábamos que podían ser problemas de transmisión pero un golpe de Estado… ja, ja, ja, qué bueno. Y ni siquiera pusimos la radio. Insisto en la radio porque en aquella época no había Internet, ni teléfonos móviles para poner sms.

Cuando dieron las 9 de la noche pusimos la tele, la primera cadena, la VHF (la otra era la UHF, uachefe para los amigos) para ver el Telediario, pero se retrasó un poco, o al menos eso era lo que pensábamos. Esperamos un rato más y ya empezamos a preocuparnos. Entonces nos pegamos a la tele y a la radio. Después no recuerdo muy bien lo que pasó en lo que quedaba de día, supongo que nos fuimos a dormir, los golpes de Estado no entienden de si al día siguiente hay cole o no, pero sí recuerdo que mis padres decían algo acerca de qué podía estar pasando con el Rey.

Al día siguiente mi madre me dijo que sólo yo iría al colegio (iba al cole con mi hermano Jorge, que entonces tenía 4 añitos. Igual había disturbios y yo sola correría mejor. Para esa hora ya supe que el Rey había salido en la tele de madrugada rechazando el Golpe y El País había sacado una edición de madrugada (ahora ya sé que fueron cuatro, luego a lo largo del día fueron tres más); una hora después salió Diario 16 con una foto de Tejero (un periodista se había escondido el carrete en los calzoncillos, y gracias que no se estropeó en el revelado). Según testimonio de Pedro Erquicia (periodista conocido por todos por su intervención en Informe Semanal, el Rey hizo dos grabaciones, pero no fue por si triunfaba o fracasaba el Golpe, sino por si una de las grabaciones había salido mal pues quedaba la otra.

Tejero en el momento de hacer Historia. Fragmento de una fotografía realizada por Manuel P. Barriopedro, de la Agencia EFE

Poco a poco me fui enterando de más cosas: en Valencia, Jaime Milans del Bosch y Ussía (tío del periodista Alfonso Ussía) salió a la calle con los tanques, y decretó el Estado de Sitio (a eso de las 2 de la madrugada ya se había suavizado la situación en aquella ciudad.). Soldados golpistas también habían entrado en RNE (donde estaba Eduardo Sotillos) y ordenaron emitir marchas militares, sino se tomarían represalias.

Despliegue de tanques en Valencia el 23 de febrero de 1981. Fotografía publicada en El País, en febrero de 1981

No recuerdo en qué momento empezaron a emitir imágenes por televisión, pero mis primeros recuerdos al respecto fueron la intervención del Rey “invitando” a la rendición y la actuación de Tejero en el estrado del Congreso de los Diputados. Parece que algunos corresponsales extranjeros se sorprendieron al ver a “un torero en el estrado”: era Antonio Tejero. Dijeron que Adolfo Suárez quiso hacer valer su autoridad como Presidente del Gobierno y está claro que no le hicieron ni caso. Otro hombre bastante más mayor se resistió también a los gritos de los asaltantes y quiso hacer valer su rango mayor que el de Tejero para intentar -en vano- que los asaltantes depusieron las armas: era Manuel Gutiérrez Mellado. Iñaki Gabilondo salió en televisión por primera vez.

Discurso del Rey Juan Carlos I en la madrugada del día 24 de febrero de 1981. Imagen publicada en el diario El País, en febrero de 1981

Como el Ejecutivo en pleno estaba secuestrado, los Secretarios de Estado y los Sub-secretarios se encargaron del Poder Ejecutivo con “oficina” en el Hotel Palace. En las conversaciones con estos representantes estaba el general Alfonso Armada, que también andaba metido en el ajo.

Los asaltantes dieron la orden (la verdad es que ese día dieron muchas órdenes, estaban en su salsa) de apagar las cámaras para que no quedara más testimonio del que ya había quedado filmado en el primer momento. Uno de los cámaras tuvo la habilidad de apagar el piloto rojo para que los guardias civiles creyeran que ya no se filmaba. Gran parte de lo que se vió en la Cámara debe su conservación a Fernando Castedo (entonces director general de rtve), que rajó la piel del asiento de su despacho y escondió ahí la película, cuando entraron las tropas en las instalaciones de televisión. Castedo podía ver en los monitores de su despacho lo que estaba ocurriendo en el Congreso. En muchos momentos se puede notar un silencio atroz. Anna Balletbó es liberada en consideración a su embarazo… ¡de gemelos! El resto de las diputadas se liberaron al día siguiente, por la mañana. También se soltó antes a los invitados y a los representantes de prensa.

Volviendo al 23. A eso de las 8 de la tarde sacaron a Felipe González, Alfonso Guerra y Santiago Carillo más tarde a Gutiérrez Mellado y Rodríguez Sahagún, ministro de Defensa. En ese momento muchos pensaron que era para matarlos, hablando pronto y claro; a fin de cuentas, González, Guerra y Carrillo formaban parte de la oposición de izquierdas. Carrillo fue uno de los tres hombres que no se agacharon cuando entró Tejero, pero como estaba en una parte más alta de los escaños no se le ve bien. Ya no hay imágenes, se oyen ráfagas de disparos...

Otra vez el día 24 vuelve la tensión: Íñigo Cavero pidió que le disparasen, y Fraga protestó por el atentado a la Democracia. Empieza a correr el rumor de que los GEO van a tomar al asalto el Congreso de los Diputados. Entre las autoridades de mayor rango que están al frente de las Fuerzas de Seguridad del Estado opuestas a los golpistas se encuentran José Antonio Sáenz de Santamaría, que ordenó a la Policía Nacional que rodeara el edificio del Congreso de los Diputados, y José Luis Aramburu Topete, que entró en el Congreso con el fin de intentar convencer a Tejero que se rindiese. Por cierto, Tejero era teniente coronel.

A las 11 de la mañana ya se rinden una docena de guardias civiles. Después se ve a salir a otro grupo de guardias por la ventana de la Sala de Prensa del Congreso. Se sabe que después Tejero se declara único responsable de lo ocurrido y que sólo se entregaría a un superior y, además, tenía que ser en El Pardo (cómo no). La verdad es que ahora no recuerdo muy bien dónde se entregó. Aunque exige que no haya cámaras, se le ve en unas imágenes despidiéndose de un grupo de guardias civiles. También hay otras en las que está hablando con un hombre que lleva uniforme de la Marina, luego supe que se trataba de Pardo Zancada.

Tejero, que a pesar de todo sigue de lo más chulo, da la orden de salida de la sala a los diputados, pero Landelino Lavilla, a quien ya había ninguneado, le dice que eso es competencia suya. Tampoco sé muy bien a qué hora, los primeros parlamentarios que salen a la calle son recibidos con aplausos. La Guardia Civil vuelve a sus labores; gran parte de los implicados estuvieron liados dando un golpe de Estado y descuidaron sus tareas de control de Tráfico. Los servicios secretos también andaban algo liados ayudando a los golpistas a llegar al Congreso, se ve que no conocían bien Madrid.

Manifestación por la Democracia. Fotografía publicada en la prensa española en febrero de 1981

18 horas de tensión precedieron a una manifestación por la democracia, que en Madrid reunió a más de 500.000 personas, salió a la calle a gritar “el Pueblo unido, jamás será vencido”.

Antonio Tejero cumplió una condena de chichinabo y aprendió a pintar en la cárcel y no concede entrevistas. Alfonso Armada perdió su graduación militar, pero siguió siendo marqués.

Para terminar, quiero citar unas palabra de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ex-presidente de la Junta de Extremadura: “Dicen que el Golpe se paró por tres hombres: Suárez, Gutiérrez Mellado y Carrillo. Por Dios, si todos hubiéramos sido tan valientes como ellos, se hubieran muchos más tiros y hubiéramos muerto muchos más”.

23 de febrero de 1981, día "extraño" donde los haya (hasta José María García estuvo transmitiendo la noticia). Sólo se condenaron a oficiales, las condenas fueron una porquería... Pero pudo la Democracia, que este "susto" sirva para darse cuenta que tenemos un tesoro.


lunes, 14 de febrero de 2011

El cruasán

Corría el año 1683 y 100.000 turcos asediaban Viena. Durante dos meses que debieron parecer una eternidad, los turcos hicieron lo imposible por tomar la ciudad, pero los vieneses se resistían: era lógico, si Viena caía, sabe Dios lo que ocurriría después con el resto de Europa. Pero los turcos tenían prisa, y se les ocurrió hacer una serie de túneles con la idea de que éstos les dejaran en el centro de la ciudad, igual que si fueran en el metro. Los turcos empezaron a excavar de noche, pasando debajo de las murallas, pensando que de noche los vieneses no se darían cuenta. No lo harían así por evitar el ruido, digo yo, porque si alguien está haciendo de noche un túnel debajo de tu casa, supongo que te enteras. Y, bien pensado, si fue porque no los vieran, si hacían un túnel bajo tierra daba lo mismo que fuera de día que de noche, que bajo tierra no los iba a ver nadie.

Si hay algo que saben hacer en Viena es el pan, una servidora lo dice por experiencia, y los panaderos están entre los que tienen que madrugar más, porque hacer buen pan lleva su tiempo. El gremio vienés de panaderos notó el ruido de lo que estaban liando los turcos, y dieron aviso a las autoridades, por lo que el ejército pudo intervenir a tiempo para parar los pies a los turcos… Viena dejó de correr peligro.

Se convocó entonces un concurso para crear un postre que recordara a todo el mundo tal acontecimiento. El certamen lo ganó el “inventor” de un bizcocho con textura similar al brioche, pero con forma de media luna para hacer burla al invasor, pues la media luna era el símbolo de la ciudad de Constantinopla. El bizcocho se llamaría Halbmond (en alemán, “Media Luna”). Con el tiempo, la reina María Antonieta (la que acabó sus días en la guillotina) introdujo el Halbmond en Francia, donde tomaría el nombre de croissant (en francés, “Creciente”) por su forma de media luna creciente. En España lo llamamos cruasán. A decir verdad, la moda también se acabó con la reina, aunque sólo de momento.

Fotografía tomada de la web buscada con Google

No sería hasta finales del siglo XIX, con la presencia del austriaco Barón Zang en París, en que el croissant reaparece entre los golosos parisinos. Pero es en 1920 cuando semejante delicia empieza a hacerse como hoy lo conocemos, a base de hojaldre y mantequilla, principalmente.

Panadería vienesa de August Zang en París (1909). Fotografía tomada de la web buscada con Google


Una tontería para terminar: la película Desayuno con diamantes, empieza cuando Audrey Hepburn se detiene a mirar el escaparate de una joyería neoyorquina mientras se toma un café con un croissant. Por cierto, lo del café también tiene algo que ver con el asedio de Viena, pero eso ya es tema de otra entrada.

domingo, 6 de febrero de 2011

Krakatoa

Indonesia se encuentra en una de las zonas de mayor actividad sísmica y volcánica de todo el planeta. Al suroeste, entre Java y Sumatra, en el Estrecho de Sunda, se encontraba la isla de Rakata, de 47 kilómetros cuadrados, y allí había un volcán llamado Krakatau, más conocido entre los occidentales como Krakatoa. El Krakatoa era considerado, en términos geológicos, como caldera volcánica.

Mapa que indica la situación del Estrecho de Sunda. Fotografía tomada de la web buscada con Google


Un día, el 20 de mayo de 1883 comenzaron a aparecer escapes de gases en la zona norte. El agua de mar se filtró en la cámara magmática, produciendo enormes cantidades de vapor. La actividad cesó hacia finales de mayo, pero comenzó otra vez hacia el 19 de junio, y después del 11 de agosto las erupciones se tornaron más grandes, produciéndose más fisuras. El 24 de agosto, las erupciones se intensificaron; el 26 fue el principio del fin.

Foto del Krakatoa en plena actividad pocas horas antes de la gran explosión, tomada desde un barco que cruzaba el Estrecho de Sunda. Fotografía tomada de la web buscada con Google


Alrededor de las 14:00 horas, se pudo ver una nube de ceniza que tenía una altura de 27 kilómetros; la causa fue una nueva fisura. En ese momento, la presión ejercida por una enorme bolsa de lava hirviente de casi kilómetro y medio de profundidad consiguió salir al aire con una impresionante fuerza. Durante mucho tiempo se creyó que el agua del mar se coló por la nueva grieta y al caer sobre la lava se convirtió en vapor que hizo aumentar la presión, haciendo saltar grandes bloques de granito y obsidiana que salieron disparados por encima de los 20.000 metros de altura. Pero investigaciones recientes estudian la teoría de que las primeras erupciones vaciaron en parte la cámara de magma, dejando pasar más magma con mucha más temperatura, dando lugar a gases que aumentaron la presión en las paredes de la caldera volcánica, desencadenando la catástrofe. La ceniza de la explosión alcanzó los 80 km de altitud. Se cree que la energía liberada en ese momento fue como la de 10.000 veces Little Boy, la bomba atómica de Hiroshima. Sólo quedó la cuarta parte de la isla Rakata. El estruendo provocó una ola gigantesca que acabó con casi todo en 80.000 km2.

Mapa de la isla de Rakata después de la gran erupción. La parte cuadriculada desapareció. Fotografía tomada de la web buscada con Google


Dicen que el ruido de la explosión se oyó en Perth (Australia) a 3.500 kilómetros y a 4.800 (Isla Rodrigues). En realidad, se registró en aparatos de todo el mundo. El estruendo provocó sordera en la población de Java y Sumatra. Cayó piedra pómez en la cubierta de barcos que estaban en la zona sujetos con cadenas (un buque alemán que no estaba sujeto acabó a 4 kilómetros de la costa… tierra adentro) y la isla de Cocos, a más de 1.000 kilómetros, se vio cubierta de cenizas.

Grabado de la época en la que se representa lo que es obvio: un barco en mitad de la jungla. Llegó hasta allí por la fuerza que cogió del mar después de la erupción del Krakatoa. Fotografía tomada de la web buscada con Google


La fuerza del oleaje arrancó del mar bloques de coral que se estampaban en las playas cercanas y hacía balancearse a los barcos en Sudáfrica. Las partículas más pequeñas desprendidas por el Krakatoa hicieron que cambiara el color del cielo en ciudades tan lejanas como París o Nueva York, debido a la refracción de los rayos solares. También provocaron un cambio de la temperatura (que descendió en más de 1ºC) impidiendo que llegara la radiación solar, y no recuperó su nivel normal en cinco años. Por fin, el 28 de agosto se detuvo lo que parecía el fin del mundo. Y empezó el cálculo de cuánta gente había perdido la vida. Se cree que perecieron más de 35.000 personas, muchas de ellas aparecieron flotando sobre trozos de piedra pómez en lugares tan lejanos como África…

En 1927 se registró nuevamente actividad volcánica bajo la superficie del mar. Había nacido una nueva isla, Anak Krakatoa (hijo de Krakatoa). Creció rápido y al año siguiente ya salió a la superficie; en 1973 tenía una altura de 190 metros y hoy promete ser un digno sucesor de su padre Krakatoa, sinónimo de muerte y destrucción.

Anak Krakatau. Fotografía tomada de la web buscada con Google


De todos es sabido que las tierras donde han caído cenizas volcánicas son tremendamente fértiles, pero a ver quién es el guapo que se atreve a ir a vivir a este lugar después de todo lo ocurrido.