El 28 de julio de 1914
empieza uno de los más trágicos conflictos bélicos de la historia: la Primera
Guerra Mundial o Gran
Guerra, como la
empezaron a llamar poco después sus contemporáneos. Esta desgarradora lucha, y
los posteriores tratados diplomáticos que surgieron como consecuencia de la
misma, significaron el final de la época de los grandes imperios decimonónicos,
y son raíz del otro gran conflicto del siglo XX: la Segunda Guerra Mundial.
Esta guerra (que había de
durar algo más de cuatro años, hasta el 11 de noviembre de 1918) provocó la
pérdida de la hegemonía de Europa, que pasa a compartirla con otros dos países
participantes en la guerra, Estados Unidos y Japón. Más trágica aún, fue la
poca importancia que tuvieron las vidas humanas; no sólo los millones de
muertos (casi treinta millones), sino la incontable cantidad de heridos e
inválidos que quedaban así para siempre.
La Primera Guerra Mundial
sorprendió por su magnitud: nunca hasta entonces se había visto semejante
destrucción. También asombró por su duración: todos esperaban una guerra corta
y se encontraron con una guerra que se hacía interminable y que transformó el
mapamundi y las tácticas bélicas. Nada ocurrió como se había previsto.
Nota: a partir de hoy inicio
una serie nueva de artículos sobre la Primera Guerra Mundial la cual, a falta
de una idea mejor de cómo hacerlo o de cómo destacarla como una sección
específica, iré publicando de vez en cuando como uno de mis temas predilectos
dentro de la Historia.
Fuentes
Ferro, Marc. La Gran Guerra, 1914-1918. Alianza
Editorial. 2014.
Gil Pecharromán, Julio. La Primera Guerra Mundial. 2
volúmenes. Cuadernos Historia 16.
Hastings, Max. 1914. El año de la catástrofe. Crítica.
Barcelona. 2013.
Stevenson, David. 1914-1918: Historia de la Primera Guerra Mundial. Debolsillo. 2015.
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