Retales de Historia

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jueves, 30 de enero de 2020

Napoleón II, el "Aguilucho"

Napoleón II. 1818-1819. T. Lawrence

El 20 de marzo de 1811 nace en París Napoleón Francisco José Carlos Bonaparte, conocido como Napoleón II. O también “el Aguilucho”, como le bautizó Víctor Hugo. Hijo de Napoleón I y María Luisa de Austria, estaba llamado a dirigir los destinos de Francia cuando su padre ya no estuviera, pero fue uno de tantos herederos que no llegó a ocupar el trono, a pesar de los cien cañonazos que anunciaron su nacimiento. El recién nacido se llamó Napoleón en honor a su padre, Francisco en honor a su abuelo materno, José hacía alusión a su tío el rey de España, y Carlos por el padre del emperador francés.


Napoleón I había estado casado en primeras nupcias con Josefina de Beauharnais, pero esta no pudo darle un heredero y se divorció de ella en 1810 para casarse con María Luisa de Austria (hija del emperador Francisco I), que sí le dio el ansiado heredero varón. Desde el mismo momento de nacer es Rey de Roma y Príncipe Imperial: demasiado agobio nada más empezar a vivir. También fue príncipe de Parma por su madre, la emperatriz María Luisa, que tenía la soberanía de Parma como resultado del Tratado de Fontainebleau. Pero en 1817 los Borbón-Parma recuperaron la soberanía del principado. Como consecuencia de ello el príncipe Napoleón pierde ese título.


Cuna del Rey de Roma Cuna de Napoleón II. Museo de Viena

Por otra parte, el curso de las campañas militares en Rusia en las que está envuelta Francia, hace que los altos mandos de Napoleón le obliguen a escribir un documento de abdicación. Esto ocurre el 6 de abril de 1814 y el joven príncipe solo tiene tres años. María Luisa decide huir con su hijo a Viena para estar bajo la protección de su padre, el emperador de Austria Francisco I, pero Napoleón II ya no vuelve a ver a su padre.


Napoleón I vuelve a París desde su exilio en la isla de Elba (a decir verdad, se fugó) el 2 de marzo de 1815. Tenía la pretensión de recamar el trono y lo consigue. Ahí se queda hasta el 28 de junio del mismo año, llegando a su fin el llamado “Imperio de los Cien Días”, finiquitado con la batalla de Waterloo, y siendo exiliado a la isla de Santa Elena, a más de 1.800 km de Angola y a mucho más de París, 7.247 km. De esa manera se aseguran que Napoleón I ya no molestará más. Durante esos Cien Días, el joven heredero había vuelto a ocupar su antiguo rango de Príncipe Imperial (se ve que a su padre le costaba dejar lo de ser emperador).


Napoleón I presenta el Rey de Roma a los dignatarios imperiales. 20 de marzo de 1811. Georges Rouget

Ahora no le quedaba más remedio que ceder el trono a su hijo definitivamente, un niño de solo cuatro años y que nunca dirigirá los destinos de Francia. En principio, no tenía que haber ningún problema para que así fuera: la Cámara de los Pares y la Cámara de Representantes, dominadas por el emperador, nombraron heredero a Napoleón Francisco y lo reconocieron como Napoleón II el 7 de julio de 1815, y el 8 de julio entró Luis XVIII en París, así que el joven monarca no tuvo tiempo de ponerse la corona.


Pero bueno, ya vale de hablar del padre y vamos a hablar un poco más del hijo. Ahora sí que a Napoleón Francisco no le queda otra que quedase en Viena, a pesar de los esfuerzos de sus seguidores.


La Emperatriz María Luisa y el Rey de Roma (1813). François Pascal Simon Gérard

A partir de 1815, el joven Napoleón vivía en una jaula de oro en la corte de Viena, donde mandaba su abuelo el emperador de Austria. Este le dio todo el cariño que se le puede dar a un nieto, así como las presiones suficientes para que se sintiera austriaco por encima de todo. Parece que Klemens von Metternich tuvo algo que ver en esto. En la corte de Viena recibió trato de máximo nivel, recibiendo también la mejor educación del conde Moritz von Dietrichstein, hombre de gran erudición.


Dejan de llamarle “Napoleón” para empezar a responder al nombre de “Franz”, y su abuelo el emperador Francisco le otorgará a su nieto los títulos de príncipe de Parma y duque de Reichstadt (otorgado en 1818), por el que será más conocido. No hay que olvidar mencionar que, el título de príncipe de Parma le fue otorgado a condición de que no regresara nunca a Francia a reclamar el trono. También fue duque de Bohemia, y este ducado lo proporcionó importantes rentas. Así, un adolescente sin papel definido en ningún sitio, ganaba mucho más dinero que muchas personas que tenían ocupaciones infinitamente más modestas.


A la izquierda, el Duque de Reichstadt en 1832. Moritz Michael Daffinger - A la derecha, Sofía de Baviera. 1832. Galería de las Bellezas. Joseph Karl Stieler

Llega 1821, año de “acontecimientos” para el antiguo matrimonio imperial. El 5 de mayo de 1821 muere Napoleón I en Longwood (Isla de Santa Elena, Reino Unido). El 7 de septiembre del mismo año, la ex-emperatriz se casa con Adam Adalbert von Neipperg, aunque para entonces ya le habían dado dos hermanos ilegítimos al joven príncipe, que en ese instante tiene 10 años. En este momento, madre e hijo ya casi no se ven, y quizás por ello Franz empieza a interesarse más de su padre. También se dice que Sofía de Habsburgo (futura suegra de Sisi y prima de Franz) influyó en ese recuperado interés, ya que era admiradora de Napoleón. La amistad que hay entre Franz y Sofía da pie a rumores que apoyan la teoría de que Maximiliano, segundo hijo de Sofía, es hijo de ambos. Fuera de esta posibilidad, no se le conoce a Franz ningún hijo.

Volviendo a la política. En 1830, Franz está enfermo de tuberculosis y no tiene fuerzas siquiera para intentar recuperar el trono que Carlos X de Francia, de la Casa de Borbón, pierde a consecuencia de la revolución. A pesar de ello, su nombre suena en las calles de París, e incluso se baraja su persona como monarca para el trono de los Países Bajos, pero prefiere, una vez recuperado, seguir con su carrera como militar, alcanzando el grado de teniente coronel en un regimiento húngaro.


Duque de Reichstadt en su lecho de muerte. 1832. Franz Xaber Stober

Pero no es el destino de Franz ocupar el trono francés ni ningún otro. En 1832, problemas pulmonares y, otra vez, la tuberculosis hacen que la vida del joven se vaya apagando lentamente a pesar de los cuidados que recibe por parte de su prima Sofía y de todos los medios que pone su abuelo el emperador. Franz, consciente de la poca trascendencia de su figura, se vio eclipsado en sus últimos tiempos por su primo Carlos Luis Napoleón, que más tarde sería Napoleón III.


Finalmente, el joven Franz se vio derrotado por la enfermedad y murió en Schönbrunn el 22 de junio de 1832, cuando apenas tenía 21 años. Como suele ocurrir con este tipo de celebridades, se le sacó el corazón que fue depositado en una urna de la Cripta de los Agustinos, en Viena. El cuerpo de Franz, Napoleón II, permaneció en Viena hasta 1940, año en que Hitler, como un gesto de “buena voluntad” hizo trasladarlo a París, siendo enterrado junto a su padre en los Inválidos de París.


Tumba de Napoleón II en Los Inválidos de París. Foto: Didier Grau

Fuentes

Christopher Hibbert. Napoleón. Sus esposas y sus amantes. Editorial El Ateneo. Madrid. 2005.
Encyclopédie Larousse. Napoléon II dit l’Aiglon.
David Nicholls. Napoleon. A biographical companion. ABC CLIO Europe. 1999.
Guillaume-Isidore de Montbel. Le duc de Reichstadt. Hachette Bnf. Paris. 2018.